sábado, 22 de febrero de 2014

…harto de pensar, abrió la boca y proyectó su voz hacia el exterior. Emitió un sonido ininteligible más cercano a un aullido que a la lengua de Cervantes.  Era su voz y la de nadie más. Era el sonido de su orgullo y amor propio.

Hola. Esta es mi voz.

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